
Con la ayuda de autoridades en más de 80 países,
lanzaron un ataque sobre una de las mayores redes mundiales de
cibercrimen que, se cree, robó más de 500 millones de dólares desde
cuentas bancarias en los últimos 18 meses.
Aunque los delincuentes siguen prófugos y las autoridades no conocen sus
identidades, el trabajo conjunto fue un golpe importante a sus
capacidades cibernéticas.
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